Perdida está la playa,
ensombrecida;
el agua grita en el
acantilado;
tiende la oscuridad, de
lado a lado
su manto de negrura
estremecida.
Al faro que alumbrara
la comarca
y empujara a los barcos
hacia tierra,
la ingratitud humana de
hoy le cierra
los ojos, entregándolo
a la Parca.
Un edicto impidió el
suave declive
que hubiera dado a su
vejez dulzura;
y el que ayer derramara
su ternura
hoy, cegado guardián,
apenas vive.
El que encendió
esperanzas y regresos
y quitaba a las olas el
espanto,
mira sin ojos, bajo el
triste llanto
de la mar, que le toca
con sus besos.
---oooOOOooo---
01-03-2012