jueves, 25 de diciembre de 2014

Alfarero divino




A veces, me pregunto
quién dirige, arbitrario, toda vida.
A veces, en las crisis
que a unos son tropiezo,
                                          y para otros,
luz al fondo del túnel.

No siempre lo esperado
sucede; ni responde seguro
aquél que parecía.

Pero si miro bien a las señales
y rememoro aquel primer oficio:
“Alfarero divino”, que decía la Biblia…

Quizá ya desde el Génesis
Alguien nos proponía el primer puzle;
el primer crucigrama, adivinanza
                                                        cierta:
“¿Quién maneja este barro?”
                  . . . . . . . .
Si la pieza de arcilla
tiene que refinar su basta forma,
tan sólo acertará de una manera:

Pasará por el torno, que las manos
del Alfarero mueven.

Si, medrosa, se aleja demasiado,
ha perdido el viaje.
Si, imprudente, se aplasta y se amontona,
ha perdido su faz.

Pues sólo un leve roce es necesario
para dejarla bella.
Que, cerca, el Alfarero permanece
vigilante y atento.

Y si tu vida acude en su momento,
y Su mano amorosa te acaricia,
dejará sobre ti profunda huella…

Y tu barro será cuerpo de estrella.

---oooOOOooo---
                                               01-05-2009

(A Concha Quintana)