El tiempo se hace largo
en la distancia;
adivino un sendero
entre espumas de mar,
bajo el siroco
que vuelve rojo todo
cuanto besa.
Abro un camino hecho de
esperanzas
sobre el rastro de luz que
tus entrañas
dejan salir, en
llamaradas breves,
cuando el volcán se ha
vuelto corazón.
Vive la eternidad en el
minuto
de una canción,
arpegiada a tres voces,
en donde los latidos se
hacen uno:
tu fuego, mi pasión, la
mar rompiente…
Busco tu sombra allá en
el horizonte;
negro sobre el azul tu
cuerpo intenso
deja en mi piel, que en
sueños lo percibe,
el picón amoroso de tu
abrazo.
Mis ojos se han perdido
en tu recuerdo,
Lanzarote, y no quiero
despertar.
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11-03-2012