jueves, 25 de diciembre de 2014

Donde no hay horas




Cerraré las ventanas a dorados ayeres,
negaré mis jardines al futuro indeciso,
confiaré la mirada al contorno preciso
de huellas en la arena de mis atardeceres.

A un  lado apartaré los cuidados vividos,
borraré los recuerdos de la infancia dorada,
en vano esperará la cosecha anhelada,
quedarán solitarios los inviernos temidos.

Acallaré las voces de enseñanzas arcanas,
apagaré las luces del difuso mañana,
ante los mercaderes del templo he de pasar.

Y allá donde el silencio se hace canto sonoro,
y visten las memorias con vestidos de oro,
allá, donde no hay horas, lo Eterno me ha de hallar.

                    ---oooOOOooo---