Me miraste una vez, y al par prendidos,
fueron mi corazón y tus pupilas;
rojos latidos y reflejos lilas,
quedóse el tiempo en besos suspendidos.
Tornó el cielo de otoño, a
primavera;
volvió a brotar el agua de la fuente;
de nuevo fue el amor, “eternamente”;
de nuevo se abrazó la enredadera.
Mi sueño no duró más que un instante:
tu huella retomó caminos viejos
cuando de mí tus ojos retirabas…
Pero, olvidada, tu mirada amante,
se ha quedado escondida en mis espejos;
y aún brilla en el amor que me brindabas.
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31-07-2012