Principiando la vida
miramos más allá con
esperanza;
siempre deseamos algo,
y creemos que al
término, el sendero
desemboca en la dicha
más perfecta.
Pero casi al final de
mi aventura
he visto que el secreto
no consiste
en llegar. Cualquier
anhelo
se nutre del camino, del viaje.
No está en la meta el
gozo. La alegría
vive en los pasos
previos;
y en los calmos andares
que conducen
a la danza exultante de
la víspera.
Ya las luces rosadas de
la aurora
vaticinan el sol del
mediodía
y predicen los brillos
de la fiesta;
la mirada primera
anticipando el roce de
unas manos.
Ah, poder contemplar
esa sonrisa;
esa dicha encontrada ya
en la víspera…
Es tan grande el deleite que antecede,
que a veces temes que
la espera acabe.
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21-12-2011