Aún recuerdo aquel
perfume
y aquellas tardes
pintadas
de sombra
gris-verdinosa
cubriendo la tierra
blanda.
Bajo los setos de
hibiscos
huyen las hormigas
rápidas;
y bajan salamanquesas
por la pared encalada.
Parece que, con los
truenos,
todos a esconderse
marchan,
para dejar el espacio
donde danzarán,
calladas,
gotas de lluvia
tranquila,
soñando historias de
África.
Los árboles no
aprisionan
esa canción sin
palabras
que acariciara sus
hojas,
y mansamente resbala
a mezclarse con la
tierra,
dejando su huella
cálida.
Tardes en que la
llovizna
tristeza comunicaba;
y una sospecha temida
se adentraba en
nuestras almas...
Presintiendo despedidas
la lluvia se torna
sabia.
La niebla ayer revestía
el alma alegre de
África;
ahora sus dedos
brumosos
quieren secar nuestras
lágrimas.
Y en torno a nuestras
cabezas
tristes bendiciones
trazan.
* * *
No he olvidado el
silencio
de las tardes africanas,
cuando en cortina de
perlas
la lluvia se derramaba;
sobre selvas
misteriosas
y árboles de copa alta.
Nubes que un día
vivisteis
sobre mi tierra lejana;
olas que aún mecéis
cayucos
que navegaron mis
playas...
¡Venid con manto de
lluvia
y devolvedme a mi
infancia!
---ooo
oooooo---
22-07-2011