Confieso que me he
vuelto iconoclasta
y hasta tímidamente un
poco atea;
me declaro traidora
hacia mis dioses,
después de haber leído
tus poemas.
Dejaré de cantar artes
mayores;
algún barroco en vano
lisonjea
intentando atraparme.
Yo me
escapo
y corro hacia el confín
de tus veredas.
Las palabras renacen,
iguales y tan nuevas
que parecen de idiomas
diferentes
después de haber leído
tus poemas.
Navegada por letras de
tu mano
y que mi sangre
jubilosa alberga,
una cascada por mis
venas late:
como un galope en jaca
cordobesa.
Hasta mi geografía más
profunda
que nunca antes recibió
una huella,
llega tu aliento,
fuerte en su ternura,
abriendo a tu palabra
nueva senda.
Allá donde el amor
sigue ignorante
de que le está
alcanzando una marea,
peregrinan tus versos
luminosos,
mensajes que me trae tu
noche intensa.
Tú los lanzas, y aran
en mi campo.
Después de haber leído
tus poemas.
---oooOOOooo---
13-07-2012