La madrugada vacilante
y fría;
un regalo de sol al
horizonte;
los brillos de casitas
por el monte,
en nocturnal oficio de
vigía.
Un tiempo lento, suave
y cuidadoso
se acompasa a los
ritmos de otras Horas;
aquí la soledad se hace
sonora;
aquí el ruido deviene
silencioso.
Domingo de diciembre.
El Monasterio
que parece dormido, en
paz vigila,
glorificando a Dios en
la mañana…
Y la breve colmena del
Misterio,
despacio a la Capilla
marcha en fila,
obedeciendo al toque de
campana.
---oooOOOooo---
Monasterio Benedictino.
Sta. Brígida. 06-12-2009