Madrid, envuelta en
reflejos
me cautivó mansamente.
Yo llegaba de muy
lejos;
y brillaba en sus
espejos
de sol, la Plaza de
Oriente.
Madrid me miró a los
ojos
y me apresó con su
calma.
Yo pintaba en tonos
rojos
las fantasías y antojos
que me llenaban el
alma.
Madrid, temblor
vespertino;
ciudad de verbena y
flores;
de olor de romero y
pino;
de corazón cantarino:
¡Ay, Madrid de mis
amores!
---oooOOOooo---
30-03-2009
En recuerdo del Madrid de 1.956