Heraldo sobre el sol de los caminos,
mariposilla blanca;
aleteas en ruta zigzagueante
cuando la senda bajas;
marcando mi sentir y mis pensares,
y un pizzicato bailas
delante de mis pasos distraídos,
ay, compañera alada;
si bajaran tan leves y huidizas
las nubes que en el alma
quisieron hacer nido arteramente,
oscureciendo el sol de la mañana...
Señalando caminos,
sutil, como la brisa en la fontana,
¡cuántas veces tu errático voleo
al momento presente me acompaña!
El alma, al fin, conoce,
y es como tú: ligera... libre... sabia...
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29-03-2010
