El sonido del agua en
la pileta
alegró mis mañanas
siendo niña.
Al fondo, la escalera;
misteriosa de
noche.
Ropa limpia secándose en
las cuerdas
cual velas de goletas,
desplegadas
buscando en algún mar
destino exótico.
Suena en la radio un
tango
con la voz de Gardel.
Se oye también la
Singer;
y el suave bordoneo del
pedal
que acunó tantos sueños
prendidos en los hilos
de las sábanas.
En paredes que reflejan
la luna
se duermen las macetas
de colores;
asoman a su borde los
geranios
contemplando a la noble
Pampadur.*
* * *
Pasa la vida y cambian
los recuerdos;
se despintan los años
melancólicos,
y los retratos viejos
se han perdido.
Miro a mi alrededor
continuamente;
a veces sin poder
reconocer
los caminos que vienen
de mi infancia.
Pero hay una escena de
mi vida
que puedo disfrutar
sin hacer uso de
álbumes de fotos;
sin entrar en carpetas
digitales;
sin enfocar ni cámaras
ni luces.
Y para ello sólo he de
cerrar
los ojos, y aquietarme
unos momentos.
Y aquel patio bendito
de mi casa
me abraza y me consuela
nuevamente.
---oooOOOooo---
A Pepi Núñez y al patio
de su casa de infancia.
* Pampadur es como
llaman en Canarias a una planta delicada, de hojitas verdes con manchitas
rosas. También crecía en Santa Isabel de Fernando Póo.